Diligencias
para una construcción
A mi ancianito de días…
A el anciano de días…
Durante algún
tiempo mantuve guardada una variedad de cosas, hasta que un buen día decidí tomar
bolsas plásticas transparentes para
hacer una clasificación. Esa
actividad resultó en montones que luego etiqueté. En el primero reuní referencias en
texto e imagen sobre mis padres. En el segundo puse imágenes de casas en
construcción, casas habitadas, materiales de construcción, casas en ruinas,
fragmentos de ladrillo, pedazos de baldosa, escarapelos de pintura, hierros, dibujos de planos para construcciones futuras,
y muchos materiales para hacer instalaciones eléctricas con una taxonomía de
contadores. El tercero contenía fotografías
de partes del cuerpo, dibujos de anatomía además de autorretratos. En el siguiente había
objetos cotidianos para usar en la casa, muchos de ellos objetos de primera
necesidad, en especial cosas que se encuentran en la habitación o en la cocina.
La fotografía de una cobija, de un
poquito de sal, de una porción de pan, de
un jabón y una mesa son algunos de los
que recuerdo. En el quinto aparté toda imagen o fragmento de una superficie que
presentara alguna fisura o índice de uso (raspado, quebrado, viejo, etc.),
acompañado de algún material que pudiera ayudar a su restauración. En el
siguiente montón metí referencias del
tiempo, relojes, calendarios, una imagen de un animal que se llama Efímera y retratos de niños, jóvenes,
adultos y el de mi abuelo. En realidad eran registros de la textura cambiante
de la piel. En otro puse los escritos
que había hecho sobre las descripciones
de las superficies que guardaba y los pensamientos al respecto. Estas
clasificaciones las guardé en una caja de cartón amarrada con fibra, similar a
la de los envíos de mercado, y ésta, a
su a vez, fue metida en lo más recóndito del depósito de la casa.
Sin embargo la cargaba
en mi mente todo el tiempo. Al desayunar, al salir y entrar, mientras estaba en
el bus, mientras llegaba a la casa…
*
Por esos días recibí
una llamada que aligeró bastante mi carga. Habían pasado varios años sin ver a D. Él vivía más o menos a cuatro horas de
aquí, donde la lluvia mejora el aspecto de los árboles de su solar. Me contó
que había plantado una mata de tomate, cañas de azúcar, una de curuba y un
puñado de aromáticas. Que la lluvia caía intermitentemente sobre las hojas
mientras hablábamos, que él estaba
tomando jugo de mora con pan y que
veía el agua humedecer las superficies, lo cual permitía
ver más intensamente su color
local.
Finalmente llegó un día de julio con un atardecer impresionante.
Se instaló en una habitación bien pequeña y trajo consigo una maleta con ropa,
algo de comida y una caja pequeña de cartón que cuidaba celosamente. Quería
conocer algo de la ciudad y lo único que
sabía era que la ruta de un bus azul terminaba donde su hija.
Comenzamos a caminar sin dirección alguna pero con la seguridad de
que debíamos volver a la casa en la tarde. Durante las caminatas evitábamos las espaciosas
avenidas y preferíamos atravesar los conjuntos de casas y calles sin tanto
ruido, más propicios para discutir acerca de nuestro proyecto. No teníamos
mucho tiempo, debíamos tomar decisiones y acciones ágiles. Queríamos ver la
construcción lo más pronto posible, pero sabíamos que con el tiempo tendríamos
que ir ajustando detalles.
Por las calles que pasamos vimos personas muy
tranquilas a juzgar por su ritmo al caminar. Nos preguntábamos sobre toda la
gente que sale a trabajar, sobre el objetivo
con que lo hacen. Pensábamos en el afán de los días, discutíamos sobre
los sueños y las estrategias para conseguirlos. La ropa de las personas era muy
colorida; colores vivos atravesaban las calles. También vimos mucha gente con
las manos en los bolsillos, nos preguntábamos cuántos de ellos estarían sintiéndolos.
Vimos a unos niños jugar y gritar al lado de la cama de un perro. Comentamos que el barrio
parecía una familia que se hospedaba en la cima de la montaña desde donde vimos
la ciudad en aparente quietud.
Las casas eran
chiquitas y compuestas de retazos, las cercas con láminas naranja del óxido y
un azul que no supimos de donde salió. La gente se mostraba relajada sin el afán egoísta de la ciudad. Parecían percibir
el tiempo de otra manera. Al entrar al cuarto de una de las casas, vimos al
fondo a un niño sentado en una silla enorme, era mono y tenía una ruana de lana
azul a cuadros con unas migas de pan en
el pecho.
Parecía una
unidad, una composición más o menos estable que se levantaba sobre la montaña y
que muchos habían construido. La materialización de ideas que seguramente surgieron
de un lápiz sobre algún pedazo de madera. D me comentó que él alcanzó a conocer
la sal que llegaba en bloques grandes, así como la panela. Pensamos en ese recuerdo
de D porque nos pareció que guardaba similitudes con el barrio. Pesado,
concreto, estable, gris, blanquecino, terroso. En ocasiones desportillado,
quebrado en alguna esquina.
Pero si uno mira
al siguiente barrio, es el fragmento el que no encuentra su origen y que de manera recursiva busca permanecer y de
pronto llegar a una “cuadrantes”. La vida fragmentada en la ciudad es el
habitáculo que alquila, que aún conserva y quiere mantener la potencia para que
no se pulverice. La vida que se mantiene gracias a su destrucción, las lágrimas que son
sanidad.
Esta cuestión
rondó varios días nuestras cabezas, por no decir que todos ellos, y no encontrábamos
palabra o imagen que la representara. Llegamos a casa a eso de las seis de la
tarde como habíamos quedado, preparamos unas onces y nos dispusimos a
descansar.
*
Otro día D quiso
ir a cortarse el cabello donde su hija, el punto donde termina la ruta del bus
azul. Su cabello parecía algodón húmedo cuando le rociaban agua y comentó que sólo su hija podía arreglárselo.
Al salir de allí
nos dedicamos a recoger pedazos de madera o laminas en general, algunas de
ellas llevaban una puntilla incrustada, tenían cortes irregulares y estaban
desportilladas. La lluvia, el sol, el viento y el polvo le daban un gris
particular. D me contó acerca de un espacio que él había construido. Era un espacio cuadrado con
chinchorro, silla mesa y frutas, cercado por cortinas y telas en la parte
trasera del solar. Cubrío el techo con el plástico grueso que estancaba la
caída libre de las hojas del árbol de encima, que cuando estaba en el
chinchorro dejaba ver las siluetas de las hojas que se componían por el gris,
la luz del sol y la forma de la hoja.
Ese día
terminó como a las siete de la noche ya
en la casa. Habíamos conseguido recolectar los fragmentos que necesitábamos
para la construcción del espacio. Seguimos discutiendo acerca de esos objetos y
escribimos unas descripciones detalladas de sus características. Uno de los dos
tomaba el objeto en las manos y empezaba a dictar la descripción sin omitir
detalle, mientras el otro iba tomando
nota hasta terminar.
*
Recuerdo un espacio en la casa de D. Recuerdo verme en
medio de muchas cosas guardadas, ver el archivador de alguien que construye
cosas. Es el lugar más especial que he visto. Medía más o menos cinco metros
por cuatro, tenía en el rincón derecho una mesa blanca bastante vieja con su
base raspada y amarilla. Encima había un lápiz, un libro, una libreta, un
ropero, telas café, naranja y azul, las maderas
y las laminas de las que tanto
hablaba. La mayoría recargadas contra la pared, así como aparecen en las
pinturas de Cárdenas, donde él aparece posando
para su cámara en medio de papeles, muebles, cuadros y formas
cuadradas. Había un archivador.
Era uno lleno de carpetas que contaban con índices la historia de los papeles;
historia registrada de papeles en papeles. La primera gaveta tenía papeles
amarillos, como documentos o cosas así. No puede leer nada de lo que decían, sólo
leer los índices de su existencia. Tenían muchos colores, pinturas
involuntarias que él voluntariamente quiso guardar. En la segunda había
cartones, cajas rotas que se querían volver a utilizar, estaban con cintas y
pegamentos. Y una tercera gaveta con papeles totalmente nuevos, eran perfectos,
de calidades y tamaños variados de enceguecedora limpieza. Ninguno tenía
pliegues que permitieran pensar en
incidentes.
Él consideraba que
cada gaveta contenía un momento
diferente de la materia, el primero como algo volátil, inestable e
indefinido. El segundo como algo incomodado, perturbado, tratado, y el tercero
algo construido y organizado.
Establecimos una
relación con la intención de permanencia que él le estaba otorgando a esa
materia por medio del proceso al que el fragmento fue sometido. Esa necesidad
por recuperarse, por prolongar los días de su estadía, de su utilidad.
El mismo cuerpo
también se relaciona con esa intensión. El cuerpo que está solo, que se cansa,
que duerme, que se alimenta, que sueña, que se corta, que sabe que morirá. La
vida fragmentada que quiere recogerse y
componerse de manera recursiva, pegando,
amarrando, sujetando, doblando, organizando, procurando, diligenciando,
fijando.
*
D decía que si
el marco se hubiese construido solamente con pegante sería mucho más inestable,
una construcción superficial y mentirosa. Prefería que la madera sintiera el
penetrar de la puntilla, que en el dolor
era donde se fortalecían las bases. Las bases para la construcción de una casa,
las vigas, los ladrillos, todo dependía de la estructura, la firmeza, la
potencia, la energía.
A las dos de la
tarde ya habíamos almorzado pero quisimos comer pan recién horneado con
chocolate. Luego de reír un buen rato recordando las anécdotas en el campo, empezamos
la tarea de medir, de organizar, de limpiar y de analizar el espacio y las
paredes. Hicimos la lista de los
materiales. D decía que si no estaba el espacio arquitectónico no estaba lo
demás, ni las cosas ni el usuario, y me mostró la colección de fotos de
cambuches que tomaba por ahí.
Terminamos ese
día y el sudor se había mezclado con la sangre de las ampollas ocasionadas por
el oficio. El cuerpo encontró una cama caliente. Yo miraba a D descansar desde
el corredor que lleva a su habitación, alcanzaba a escuchar en medio del silencio
su respiración. Ya sabía lo irremediable de su condición.
*
D, se fue.
El sol estaba
más brillante que nunca. Él me había dejado muchas instrucciones y yo solo pensaba en el olor a pintura, en los colores
de los materiales de construcción, en los palustres, las brochas los dibujos. Quería tomarme una sopa caliente con arto cilantro y
fui a la tienda en busca de las verduras. Al salir de mi habitación vi que estaban pintando toda la cuadra de blanco. El
estallido de la luz solar sobre las paredes era enceguecedor y me acordó de la limpieza de los papeles en
el archivador. Había cartones por todo lado, chorreones y materiales.
Yo estaba
definitivamente dispuesto a construir algo pequeño ahí mismo dentro de mi
habitación, quería algo blanco pero no
perfectamente cuadrado, algo ensamblando, que luego pintaría e instalaría con una lámpara. Un lugar donde el cuerpo quepa cómodamente.
Me acosté y ese
trabajo quedó sin finalizar.
*
Esa imagen del
pintor. El acontecimiento de pintar y de estar presente mientras se va dando.
El pintor de casas y el olor a pintura fresca se construye en el espacio
contundente del personaje de brochas, pinceles y el tarro de pintura sin tapar.
Él, que con la materia gris concluye su
trabajo, antes de que la pared este lista pasa por distintas tonalidades,
entendiendo que el color del concreto varía paulatinamente mientras se rosea
con agua para que seque más rápido y a la vez cobre mejor dureza. Luego de que
la obra gris está finalizada se empieza a perseguir el blanco total que va
apareciendo a rastro de rodillo, que oculta esa gama grisácea anterior.
Posteriormente la obra blanca está terminada y es momento de decidir los
colores con los cuales se expondrán las paredes a los días. Y finalmente luego
de terminar la tarea, el pintor toma agua limpia de un balde de construcción y
le dice a su hijo: “las manos deben empezarse a lavar desde el antebrazo y se
deben frotar muy bien para que el agua salga oscura y espesa”
Me acosté y ese
trabajo quedó sin finalizar.
Proyectos realizados.
Dominante
Este dibujo se realizó con pigmento en
polvo que según la etiqueta era negro. Al frotarlo sobre la pared se veían
capas con variaciones de opacidad que
resaltaban la información de la textura en la pared.
Se tomaron las medidas de la ventana que estaba al frente
de la pared blanca, en ella se hizo con cintas de enmascarar un cuadrado tomando como
base la medida de la ventana. Luego se esparció el polvo hasta
rellenarlo. Se quitaron las cintas y quedó ahí por varios días.
El dibujo se iba modificando gracias al contacto
con los que pasaban por el lugar.
Proyecto para “Dominante” (maqueta, dibujos
y texto)
Registros de “Dominante”
Registros de “Dominante”
Registros de “Dominante” días después de su realización
Cenefa
Di la instrucción
para que se trazara una línea a 1:20 cm del suelo.
Después se pintó de gris de la línea hacía
arriba incluyendo vidrios, techo y lo que estuviese colgado (cuadros, papeles,
perchas). De 1:20 hacia abajo se dejó tal como está para que las manchas y
accidentes se evidenciaran.
Proyecto para
“Cenefa” (maqueta, dibujo y texto)
Registro de
“Cenefa”
Detalle de
“Cenefa”
Construcción para el
cuerpo a base de partes y pintura
Este proyecto
está pensado para el salón Gombrich. Consiste en una composición en la que se
busca ensamblar láminas encontradas en el salón (tapas de sillas, mesas,
tableros, tablas para pintar, alguna tela, etc.). No existe una idea exacta de
la forma de la construcción pero su ejecución partiría de la necesidad de hacer
un lugar para guardar el cuerpo. Su construcción se realizaría de manera
espontánea y se pensaría durante el proceso acerca de su estabilidad y
resistencia. El resultado sería una aglomeración de láminas geométricas
ocultando una pintura blanca para acondicionar el espacio interior.
Vista externa
“Construcción para el cuerpo a base de partes y pintura”
Detalle – entrada
“Construcción para el cuerpo a base de partes y pintura”
Interior “Construcción para el cuerpo a base de partes y pintura”
Proyectos sin realizar.
Las paredes pueden
regresar a su condición inicial
Este proyecto
está pensado para el salón Gombrich. Teniendo en cuenta las tres divisiones en la
pared más larga del salón, generadas por las dos columnas que están a mano
izquierda, se pretende realizar en cada espacio una intervención que
mostraría, en conjunto, el proceso que
lleva a una pared a su condición inicial. En el primer espacio se vería una
pared que se está cayendo, los fragmentos de pintura en el piso. En el segundo
espacio aparecerían las capas de cemento o resina usadas para pañetar y
finalmente, en el tercero, se vería la pared pintada de nuevo, como nueva. Al
menos en su superficie.
Proyecto para
“Las paredes pueden regresar a su condición inicial” (maqueta y texto)
Rampa
Este proyecto
está pensado para el salón Fellini. Consiste en hacer una inclinación del piso
hacía el techo. Se instalaría la estructura de una rampa en el espacio, de tal
manera que encaje perfectamente a la medida de uno de los extremos del piso.
Dicha estructura podría estar hecha con madera o metal y se cubriría con
alfombra tal como se conoce habitualmente. Las personas que entrasen al lugar
podrían, en algún momento experimentar un piso que se levanta para incomodar el
cuerpo. El grado de inclinación deberá ser lo suficientemente alto como para
cambiar la percepción del espacio.
Proyecto para
“Rampa” (maqueta, dibujos y texto)
Algunas lecturas, algunas
películas, algunas obras.
Lecturas:
. SMITHSON, Robert. Un
recorrido por los monumentos de Passaic, Nueva Yersey 1967, GGmínima.
. ARGILES.
Sanchez Monica. Los límites de la
Instalación, Una perspectiva desde el paradigma de la complejidad.
. BACHELARD, Gastón. Casa
y Universo, Los Rincones, La poética del espacio. 5. Mexico.
Fondo de Cultura Económica.
. KRAUSS. Rosalind. La
escultura en el campo expandido, La Originalidad de las vanguardias y otros
mitos modernos, Madrid. Alianza Forma.
. SONTAG. Susan. Objetos
Melancólicos, Sobre la fotografía. Edhasa.
. GARCIA. Moreno Beatriz. De
cómo la arquitectura y el cuerpo humano son inseparables. (Capitulo de revista
de origen desconocido.)
. La Casa Natal y La
Casa Onírica, (origen desconocido)
. HEIDEGGER. Martín.
Construir, habitar, pensar. Traducción de Eustaquio Barjau. www.artnovela.com ar.
. VASQUEZ. Roca Adolfo. Coleccionismo
y Genealogía de la Intimidad. (Origen desconocido)
. SEVILLA.
Godinez Hector. Fenomenología de la
visión; sombras, espacios y velos de Merleau – Ponty a Derrida.
(Resumen). Universidad Iberoamericana,
México.
. MASLACH. M Adolfo. La
relación de Torres-García con la arquitectura, Joaquín Torres García, Sol y Luna de Arcano, Unesco Edición
Especial.
. GOMEZ. Echeverry. Nicolás. GONZALEZ. E Juan Felipe. SERNA.
L. Julián C. Carlos Rojas, Una visita a
sus Mundos. Junio de 2008. Museo Nacional de Colombia.
. DUEÑAS. Danilo, Dejar sin título, Manuel Hernández, Ministerio de Cultura. Bogotá.
Peliculas:
.
Komandarev Stephan. El mundo es grande y
la salvación esta a la vuelta de la esquina,
(Película)
110 minutos. Bulgaria-Alemania-Eslovenia-Hungría /2008.
. Erice Víctor. El sol
del membrillo (película) 139 minutos. España /1992.
Este proyecto se presentó el 17 de sep de 2011en la Academia
de Artes Guerrero.
Bogotá,
Colombia
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario